Una de las prácticas más comunes durante la Era ‘Teresista’ en la Universidad Autónoma de Querétaro fue las decisiones no sustentadas e ignorar procedimientos y sus propios estatutos.
Para algunos casos era conveniente señalar culpables y para otros no. Mientras que en el 2019 la rectora, Teresa García Gasca ni se inmutó en investigar a sus profesores (y amigos cercanos) acusados de acoso sexual, violencia de género y hasta violación; en el 2021 se ensañó a diestra y siniestra con un alumno de la Facultad de Ciencias Naturales y que envolvió a la UAQ en polémica.
A pesar de que hubo testimonios firmes, con nombre y apellido y denuncias formales ante la entonces Procuraduría General del Estado (ahora Fiscalía) contra profesores acosadores, la rectora prefirió nadar de muertito.
Sin embargo, dos años después, hubo una denuncia informal ante el Consejo Universitario de un supuesto caso de zoofilia por parte de un alumno de la Licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia, a punto de graduarse por tesis y con promedio de 9.39.
Las acusaciones nunca derivaron en denuncias y solo fue un radiopasillo que llevó a la UAQ a conflictuarse con la opinión pública. En su momento, se habló de dos supuestos testigos que presenciaron el acto del estudiante, aunque sus declaraciones fueron confusas, nunca coincidieron y las entrevistas no tuvieron ningún protocolo. Es más, nunca dieron ni fecha ni hora de los hechos y ambos narraron diálogos y situaciones diferentes.
Sin más, la Rectora anunció la expulsión inmediata del alumno (del cual reservamos el nombre por respeto a los procedimientos) y no procedió a una investigación profunda de los hechos, alegando que no egresaría a un alumno falto de ética, aunque los hechos se trataban de suposiciones.
Por supuesto la historia fue larga, pero culminó en que el alumno obtuvo a un abogado, con quien se logró un amparo emitida por la jueza séptima de Distrito, América Uribe España para ordenar reponer el proceso debido a las inconsistencias y falta de pruebas.
Aún concedido el amparo y dictado por autoridades federales, Teresa García impuso su voluntad y no permitió que se titulara el alumno, pese a que ya había presentado su tesis y contaba con las firmas. Eso sí, tampoco nunca se presentó denuncia formal ante el municipio de El Marqués, pues luego de que los hechos supuestamente ocurrieron en el campus Amazcala, la zoofilia debe ser denunciada ante el municipio correspondiente pues es una conducta castigada como maltrato animal y debe llevar un procedimiento penal. ¿Por qué no continuó la UAQ con el trámite legal si estaban 100 por ciento seguros de sus acusaciones?
Sin duda ha sido la Era de la Imposición, de la Manipulación, de los conflictos de intereses, de las no investigaciones y sí de las acusaciones sin fundamentos. Y lo peor es que esto ha seguido saliendo a flote durante el proceso electoral, en donde sin más ha lanzado acusaciones y hasta se echó encima a su Comisión Electoral por mentirosa y por intentar utilizar argumentos desesperados para desacreditar a uno u otro candidato.
Lo bueno es que, si los alumnos y docentes se ponen truchas, la Era Teresista está llegando a su fin y vendría la Era de los cambios profundos en un sistema por demás dañado, obsoleto y amañado.
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